Imagina llegar a casa tarde por la noche y que las luces se enciendan automáticamente con la temperatura de color y el brillo ideales para relajarse. O que mientras estás de vacaciones, tus luces detectan presencia en el salón analizando señales inalámbricas y te envían una alerta, ofreciendo una mayor tranquilidad.
Además, los detectores de movimiento y de luz integrados en un sistema de iluminación conectada pueden percibir cuándo es de día o cuando la habitación está vacía, y atenuar o apagar las luces en consecuencia. Un cambio sencillo que, con el tiempo, puede reducir el consumo y los costes energéticos innecesarios.
En momentos críticos la iluminación también puede convertirse en un salvavidas. En caso de incendio, por ejemplo, la luz roja es más visible a través del humo que la luz blanca o azul, ayudando a desplazarse con mayor seguridad hacia las salidas. Este tipo de iluminación circunstancial, que se activa de forma automática e inteligente, pone en relieve cómo el papel de la iluminación está pasando de ser una función pasiva a una protección activa.
Hoy en día, la interoperabilidad de los sistemas de iluminación conectados con las principales plataformas para el hogar inteligente como Apple Home (Hey Siri), Amazon Alexa y Google Home puede adaptarse a tus rutinas y tomar decisiones proactivas para ahorrar energía, a la vez que mejora la seguridad.
Esta tecnología ya es una realidad hoy, y es solo el comienzo de lo que la iluminación puede hacer en los hogares.