Los sistemas alimentarios representan casi una tercera parte de las emisiones de gases efecto invernadero y consumen grandes cantidades de recursos naturales. En cambio, una producción sostenible de alimentos garantiza la disponibilidad de alimentos frescos y saludables para todos, al mismo tiempo que limita el impacto climático y proporciona una remuneración económica justa a los agricultores y ganaderos. Realizar la transición a estos métodos de producción sostenible de alimentos puede reducir las emisiones y restaurar la biodiversidad, porque protege la tierra y los recursos naturales.