22 de septiembre de 2021
El ahorro de energía en la oficina vuelve a estar en el orden del día conforme la amenaza de la COVID-19 empieza a remitir
Los propietarios de locales comerciales se enfrentan a una etapa complicada, ya que los países entran y salen del confinamiento y sigue habiendo mucha incertidumbre. Durante esta época, es muy necesario poder supervisar si un edificio se utiliza y cómo se utiliza, así como de comprobar los sistemas del edificio para ver si hay averías en los equipos. Esto conlleva asegurarse de que las máquinas o las luces no se queden encendidas de forma innecesaria, comprobar que no haya tuberías rotas o inundaciones, además de supervisar los posibles problemas de seguridad, por ejemplo si se dejan abiertas puertas o ventanas exteriores.
Lo ideal es que esta supervisión se lleve a cabo de forma remota, ya que podría no ser fácil o incluso posible enviar a una persona a comprobarlo. A medida que la amenaza de la COVID-19 empieza a remitir, tiene sentido mantener la supervisión, ya que podría haber más periodos de confinamiento en los próximos meses y años.
Los propietarios de oficinas también se enfrentan al doble reto de hacer que sus edificios sean seguros para los inquilinos y, al mismo tiempo, minimizar los costes.
Conforme se desarrollen estas decisiones empresariales en los próximos meses, esperamos asimismo que la sostenibilidad sea otro aspecto importante a tener en cuenta. Buena parte de ello obedecerá a un fomento del ahorro de energía para reducir los costes, pero el personal y los inversores animarán cada vez más a las empresas a convertir la sostenibilidad en una prioridad.